Shop our newest collection on Etsy

Una vida inventada

Cuando de repente todo cambia, porque si, las cosas cambian, y nosotros nos creamos unas expectativas, una visión y unos planes, que permítanme que les diga, pero en la mayoría de casos, no salen cómo los visualizamos, y ¡cuidado! a veces ni salen.

Esa era yo, dentro de todo el mundo de Mindfulness y meditación, todos tenemos una vida fuera de esa atención plena, y puedes tener una atención plena de las acciones en el aquí y ahora, pero la realidad es que hay veces que a la fuerza se tienen que hacer ciertos planes. Ahí estaba yo, haciendo unos planes económicos, de cambios, de dar la vuelta a todo y resulta que fue la vida quien me dio la vuelta a mí.

Un día cualquiera, al llegar al trabajo, todo parecía que fluía cómo siempre, hasta que de pronto me plantaron la carta de despido encima de la mesa, si si, cómo estás leyendo. Perdón por la expresión, pero ¡a tomar por saco todo!!

Ahí estaba yo, hundiéndome de golpe y porrazo en un pozo, cayendo a la velocidad de la luz.

Y sí, efectivamente tuve momento drama, y me costó mucho gestionarlo. Cómo ya he dicho, hay veces que las cosas no salen cómo esperamos y en este caso me caí con todo el equipo. No os voy a negar que me costó bastante tiempo el gestionar todas las emociones que tenía, porque cuando conseguía conocer y afrontar la emoción del momento, me salía otra nueva. Pasé desde la tristeza, rabia, debilidad, sentirme inútil e inferior, humillada, impotencia, inseguridad, desmotivada, culpable, vulnerable, vacía, agobiada, asustada, rechazada y 857.432 emociones y sentimientos más. Bueno, me he pasado, no tantas porque no existirán, pero sí, esa era yo, tocada y hundida, como los barcos de “Hundir la flota”.

Tenía que seguir con la vida que tenía sin hacer ningún plan, ningún cambio y a lo mejor en cierto modo había dejado de escucharme, la vida me dio un golpe de realidad, aunque en ese momento yo sentía que se había pasado, pero me dijo: “Eh, párate y escucha, céntrate, respira y vuelve a escucharte” y eso hice.

Cuando digo que me costó mucho gestionar la situación no os engaño, ¡un mes!, con sus 31 días, con sus noches, despertando por las mañanas y diciéndome “y ahora que hago”, porque vamos con el automático puesto y no observamos nada. Aunque tenía mis rutinas de meditación y yoga, pero ese “super automático” nos juega malas pasadas, te levantas, desayunas, haces las mil cosas que implican las mañanas con niños, colegios, etc… y a trabajar. Así hasta que termina la jornada y vuelta a duchas, cenas, deberes, extraescolares, etc… Siempre he sido de esas personas que necesitaban tenerlo todo bajo control y no se puede mantener ese ritmo. Principalmente, porque hay cosas sobre las que no tenemos control.

Pero ha sido el aprendizaje y el empujón de mi momento. De lanzar todo esto que llevaba años pensando, escribiendo, visualizando y queriendo crear.

Llenándome de felicidad cada vez que me vienen más ideas a la cabeza, mi musa de la escritura sale más a menudo, y sale con todas sus fuerzas para dar lo mejor de mí. Para mí y para los que me rodean.

Puedo decir que, sin buscarlo, he encontrado mi momento en el que disfruto y me siento plena haciendo lo que me gusta.

Me he conocido a mí misma, y si, parece raro o incluso estúpido decirlo, pero a veces no nos conocemos lo suficiente. Conocerme a mí misma en profundidad ha sido lo mejor que me ha pasado, ponerme a prueba con todos los contratiempos y buscar el “para que” de todo lo que me había sucedido. Ha sido un recorrido intenso y difícil, pero también ha sido enriquecedor, bonito, satisfactorio y emocionante.

He aprendido muchas cosas, pero lo principal es cuidarme a mí misma, y para quien pueda pensar que suena egoísta, sí, te diré que llevas razón, pero te lo voy a explicar y verás cómo realmente no lo es.

Antes de introducirme en todo lo relacionado con Mindfulness yo pensaba igual, que pensar en uno mismo es egoísta y que lo que tenía que hacer era cuidar de mi familia, lo que implica cuidar a los niños, colegios, casa, marido, comidas/cenas, limpieza, casa perfecta y un sinfín de tareas que están ligadas a nuestras vidas rutinarias.

Pero me tomo el privilegio de deciros que no está bien así, que es el error más grande, porque estás cuidando de todo menos de ti, y ¿qué puede dar una persona que no está cuidada? ¿tienes paciencia o estás agotada? Si estás agotada no tienes amor, calma, ilusión, paciencia,… lo siento por las palabras, pero de esa manera no estás cuidando bien a las personas que te rodean, familia, amigos, pareja,…

Una vez una persona, a la que considero especial y que me transmitió mucho cuando la conocí, me dijo una frase de esas que llamo poderosas y arrolladoras, “el día que te mueras nadie dirá en el entierro que chica más limpia, que bien tenía la casa siempre”, fue en el momento en el que dije pues tiene razón. Es mejor que te recuerden cómo alguien feliz, calmada, que se cuidaba y cuidaba de los suyos.

Cuando vamos en “super automático”, cuando hacemos todo por todos, no estamos cuidando de nada, ni de “todos” ni de nosotros mismos. Si nosotros estamos bien, el resto estarán bien.

Vamos a cuidarnos, a mimarnos con pequeños momentos que nos proporcionen bienestar y calma, vamos a darnos esa oportunidad, un poquito todos los días y verás cómo en poco tiempo se notan todos los cambios que va a tener tu cuerpo y tu mente, vas a dar lo mejor de ti mismo y cuando sepas cuidar de ti mismo, entonces estarás cuidando de todo lo que te rodea, darás más amor, más paz, más calma y serás más tú en tu propia esencia.

Gracias, por una lectura más, por acompañarme y por las felicitaciones que recibo cada vez que publico una nueva entrada.

Deja un comentario